Manifestaciones y paros

A las pocas fechas, los trabajadores de las factorías de la empresa siderúrgica Ensidesa volvimos a secundar el paro convocado por las centrales sindicales y el comité de empresa. Todos nos sumamos a las manifestaciones que se celebraron en Avilés y Gijón para exigir la retirada del Plan de Regulación de Empleo que presentó el Instituto Nacional de Industria.
Días antes, concretamente el jueves 26 de septiembre, varios miles de trabajadores de Ensidesa nos manifestamos por las calles de Oviedo y nos congregamos frente a la sede del Gobierno regional, mientras otros compañeros ocuparon las dependencias de la Dirección Provincial de Trabajo con el fin de lograr un compromiso por escrito de nuestra petición de prórroga para la presentación de alegaciones al expediente regulador, cuyo plazo finalizaba ese día.
El viernes 27, el paro fue de 24 horas. La huelga de protesta convocada para lograr que la dirección retirase la propuesta fue secundada de forma masiva. Igualmente, el paro fue prácticamente total en las empresas auxiliares que dependen de Ensidesa. Por la mañana más de dos mil trabajadores volvimos a concentrarnos frente a la Dirección Provincial de Trabajo. La manifestación llegó a colapsar la ciudad de Oviedo debido a los cortes de tráfico sin ningún incidente reseñable con los sufridos ciudadanos, dando éstos, muestras de solidaridad manifiesta hacia el problema que implica a toda la región. A su vez, los representantes sindicales se reunían con el director de Trabajo, Nicolás Álvarez, para que se suspendiera el plazo de alegaciones al expediente regulador, concluido el día anterior.
Por la tarde, otra masiva manifestación en Avilés. Sobre las siete menos cuarto llegamos a las inmediaciones de la plaza de España, entre gritos de -“…dónde está, no se ve, el alcalde de Avilés”.
Si esto no nos causaba sorpresa por la insolidaridad demostrada por el regidor socialista, ésta, nos la llevamos cuando poco después, los policías locales apostados a la entrada del Ayuntamiento, negaron el acceso y el uso del balcón al presidente del comité de empresa para dirigirse a los manifestantes por orden expresa del señor Alcalde.
Varios ediles, de los distintos partidos que formaban parte del equipo de gobierno del ayuntamiento avilesino, -que sí estuvieron presentes tanto en la manifestación y posterior concentración- intentaron mediar para que se facilitase el paso. No sirvió de nada, los agentes municipales cumplían la orden del alcalde y este no apareció por sitio alguno. Más tarde nos enteramos que estaba de paseo por el parque del Muelle. A las ocho de la tarde, el presidente del comité de empresa logró acceder al balcón, volvieron a arreciar los gritos contra el regidor socialista y Salinero, tuvo que calmar los ánimos:
-De momento tenemos que olvidarnos del alcalde, porque no está, no nos oye. Ya nos gustaría tenerlo presente para decirle a la cara cuatro cosas.
El balance se saldó con unos cuantos cristales rotos tras el forcejeo con los agentes que en todo momento trataron de impedirnos el paso.
El lunes 30 de septiembre, el comité de empresa respondió con otra movilización, cortando en horas de la mañana los accesos a la factoría avilesina. Ésta decisión se tomó sobre la marcha en un Pleno extraordinario celebrado a primera hora a fin de analizar la propuesta que la empresa hizo de iniciar de nuevo la tramitación del expediente de regulación temporal de empleo.
Los cortes que se iniciaron sobre la diez de la mañana tuvieron especial incidencia en la entrada de la acería LD-III, donde el atasco formado tardó varias horas en descongestionarse. Así también, el corte afectó a las entradas de Llaranes y Trasona, con repercusiones negativas para la empresa. La acción por sorpresa causó el efecto deseado y resultó todo un éxito.
La dirección de Ensidesa iniciaba un nuevo periodo de consultas y manifestaba que legalmente lo podía hacer. Así que lo emprendía sin cambiar ni una coma del expediente presentado a los trabajadores el 13 de septiembre, por lo que seguía afectando a más de tres mil ochocientos productores y en los mismos términos que conocíamos.
Por supuesto que la reacción de los sindicatos fue exactamente la misma, ya que no había cambios: -rechazo total el expediente-.
Los representantes sindicales seguíamos insistiendo en que nos faltaban datos en la documentación que nos presentó la empresa y por tanto, no reconocíamos su legalidad.
Los trabajadores de Ensidesa acatábamos masivamente los paros y movilizaciones. En varias ocasiones los cortes de tráfico en las carreteras comarcales y en la autopista “Y” colapsaron los accesos a la ciudad, además de infinidad de manifestaciones que se hicieron desde las oficinas Centrales de la empresa, saliendo casi siempre por el acceso de Llaranes, frente al Hospitalillo. Nuestro caminar por la carretera provocaba impresionantes atascos con retenciones de vehículos en varios kilómetros. No obstante, la tranquilidad de los afectados era la característica más notable. Una tranquilidad que solo se alteraba por los gritos de toda movilización de carácter reivindicativo como la que nos ocupa:
“Ensidesa se salva luchando” y alguna otra algo más guerrera como: “...si esto no se apaña, caña, caña, caña...”.
A la mayoría de las concentraciones acudieron ediles y concejales de todos los grupos políticos de Avilés y Corvera, así como del resto de ayuntamientos cercanos a la comarca. Eso sí, el en ningún momento solidario, Santiago Rodríguez Vega, alcalde avilesino, no se le veía, ni aparecía, por sitio alguno.
Al final de las concentraciones siempre había un apartado para la lectura de comunicados, notas, cartas y telegramas que eran enviadas por distintos comités en apoyo a nuestras reivindicaciones. La solidaridad con los trabajadores siderúrgicos de Ensidesa era creciente día a día. Regularmente, se cerraban los actos haciendo llamadas a la población para participar en las movilizaciones, tanto en Avilés como en Gijón.
Los sindicatos corrían con los gastos de desplazamiento en autobuses para todas las personas que querían asistir, saliendo desde la plaza del Vaticano en Avilés y con regreso a la finalización de los actos. De todos los colectivos de trabajadores se emitían comunicados solidarizándose con los productores de Ensidesa, y como se ha dicho anteriormente, todos tenían su apartado de lectura cada día. Se recibían telegramas de toda la región y de la totalidad de provincias españolas, incluso de las más alejadas como podía ser Canarias o las islas Baleares, Ceuta y Melilla.
Así, día tras día, semana tras semana, mes a mes, fue transcurriendo el tiempo, sin soluciones aparentes de una ni otra parte, con la incertidumbre de no saber: -¿qué podía pasar?

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